3 de noviembre de 2008

Días muertos

"¿Dónde has dejado a los niños?", pregunta una madre joven vestida de azafata, con escote, pero magullada en la cara, tal vez para distraer miradas, y de sus brazos parece brotar sangre que se frena sospechosamente en mitad de la mano en forma de gota de cera. "Con la abuela, ella sí puede ir el martes", le contesta el supuesto marido o novio o simplemente el vecino que parece haber tenido un percance con una ventana, ya no sé si del coche, por un accidente de tráfico, o de la casa, tras resbalar con un líquido derramado en el suelo, en cualquier caso provocando la consecuencia, a primera vista grave, de tener clavados cristales en la zona pectoral y traslucir manchas rojas, ya coaguladas a través del jersey que luce (usa) con orgullo. "¡Cállate ya!", chilla la vieja, vestida con una peluca desordenada y jovial, a un negro que luce una careta que parece emitir un grito de terror interminable. "Llevamos dos horas mamá", afirma el adolescente Freddy Kruger, pasota y con ganas de rebanar la piel a todos los que le obligan a estar de pie por deber, para él castigo de su madre, que parece haber asistido a un encuentro de vampiros en New Jersey en competencia por buscar la piel más blanca posible, ingrávida y traslúcida, para ocultarla a unos rayos de sol soportados con estoicismo; y voracidad de sus propias entrañas, acogidas en las fauces del primero de todos ellos, que parece disfrutar con cada crujido al masticar el intestino, mientras sostiene un sobre blanco en la mano, intentando que no se impregne de la sangre que derrama, que ya hubo bastante y para eso comió en paz antes de llegar. Detrás un viejo espera con ansia su turno y de impaciencia se ha clavado el hacha en la cabeza, "ahora no sabré a quién" dice con sorna a todos los que salen del prefabricado edificio, la mayor parte de ellos desangrados, prostituidos y sin ilusión (alguno brama al despojarse de la suya).
Cosas así, juntas me refiero, sólo pueden ocurrir en una larga fila de votantes anticipados en Minnesota el mismo día de muertos. In god we trust?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hace una semana, unos niñejos vestidos de calabaza llamaron a mi interfono y preguntaron si truco o si trato, dije que no y colgué. Luego, y a colación de la segunda parte de tu texto, pensé si debiera haber acaso dicho a secas: muerte.

No, no creo que creamos en dios, pero sí que creemos en todo lo que podemos.

Un abrazo. (Se me acumulan tus textos.)

Conrado Arranz dijo...

Me quedo con tu abrazo a un muerto. Un saludo y gracias por sufrir la acumulación de una forma voluntaria. A-dios ("A", entendido como sufijo de negación)

 
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