(Trabajo) muy cerca del (aeródromo) de Cuatro Vientos. Hoy un (avión) que parecía, desde la lejanía, impulsado por una (mano) invisible, ha dejado, al paso por (nuestro) edificio, un horrendo (sonido) de motor fabricado hace siglos; éste se ha combinado con la máquina (taladradora) de las obras cercanas al (azul) y me ha provocado una insólita reacción: arrojarme al suelo, de la última (planta), la que siempre aplasta a todas las demás. El ruido se ha (perdido) tras las lomas del cementerio que deslumbrantes se atisban desde el vértigo, pero la máquina taladradora sigue golpeando mi oído, mucho me (temo) que nunca terminen las obras.
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2 comentarios:
Enhorabuena por tu vuelta. No sabía que te habías ido. Ni que habías vuelto. Para hacer honor a la verdad es la primera vez que piso tu blog, pero me gusta lo que leo.
Muchas gracias, esta es tu orilla también, sólo hay que cumplir un requisito: entrar vacío/a. La consecuencia es el futuro y a tal nivel no llego (¿tu tampoco verdad?). Bienvenida y gracias.
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