9 de octubre de 2009

Desde el burladero

Diario (9-octubre-2009)

Cada vez me gusta más ver la vida desde el burladero; qué espanto, antes disfrutaba intentando hacer equilibrios en el centro del ruedo, siempre desde una postura lo menos ostentosa posible, pero al fin y al cabo ahí, en esa plaza que está en perenne temblor y dónde de vez en cuando se produce un sobresalto, poco placentero ¿acaso existe otro tipo de sobresaltos?, a veces lo comparo con una frase rotunda que cae como una piedra sobre la conciencia: “tenemos que hablar” y de antemano sabes que no es nada bueno porque cuando sí lo es, no es necesario hacer alarde de esa preciosa facultad que nos delata como seres humanos, que nos alienta a seguir enredándonos como los peces en una profunda red, sólo somos dueños de nuestro silencio (y esta frase como imaginaréis no es mía, demasiado perfecta, demasiado pulida y suave en su forma de acariciar nuestras conciencias). Pero el caso es que desde aquí, desde el burladero, me libro de la multitud de cuernos afilados que circulan muy cerca de nosotros de forma asidua y veo los accidentes desde otra perspectiva: cómo se amistan y enemistan a través de la materia y opulencia, cómo se unen y desunen por medio de las palabras, de los gestos embaucadores, de las estocadas por la espalda, cómo algunos llevan el bolsillo descosido mientras que otros poseen un morral gris oscuro rebosante de pequeñas perlas doradas, cómo la mayoría se conforma con un buen lugar en la plaza, ora sol ora sombra, y de tan inmóviles que están a veces pareciera que desaparecen por completo. Son tiempos de crisis, económicas y humanas, tiempos de oportunidades dirán algunos, pero la realidad es que hay menos para repartir y ni siquiera para permanecer tranquilos en el nivel en el que hemos decidido conformarnos. Yo, por mi parte, y sin abandonar el burladero, me he acogido a una promoción absurda de un gran almacén: “Llévate este paraguas de viaje por compra igual o superior a 50 € en libros”; y es que se ha puesto a llover, a diluviar, a caer pequeñas balas de acero resplandecientes hacia abajo (esto es un pleonasmo dedicado a Newton y a ti que tanto los odias) y nada mejor que un buen libro para evitar que el paraguas sea atravesado, no obstante y por si acaso, he dejado a éste reposando sobre mi hombro, no sea que por inercia mágica y ficción me agarre tan fuerte a él que comience a elevarme por encima de todo este ruedo y bien está que disfrute viendo las cosas desde el burladero, pero salir volando, a estas alturas, me parece aún algo exagerado.


Imagen: santa publicidad de una gran multinacional también dedicada al mercado del libro.


Por cierto, luego me doy cuenta de que la promoción no es con cualquier libro... y entonces sí que voy encontrando mayores posibilidades al paraguas.

5 comentarios:

Agustín S. A. dijo...

Cómo te entiendo, querido Conrado.

La feria de las vanidades.

Un abrazo desde el burladero apacible del autor, desde el ruedo ingrato del editor.

la chica del SICA dijo...

¡Por los Dioses!¡Voto a Bríos! No te vendas a los Betsellers por un mísero paraguas, recuerda: la lluvia purifica, lava, en abril hace crecer el pelo(eso decía mi madre) y sé que, en tu caso, eres de muy buena calidad y no corres el peligro de encoger(aunque el algodón, noble tejido a mi modo de ver, suele menguar de largo al lavarlo). Mejor acércate a los chinos y no hipoteques tu gusto literario.

blasblog dijo...

es que a veces el toro arremete contra el burladero donde estabas pensando si el paraguas servirà o no, creo que no si te llega una bestia de 400 kg!
es que la crisis continùa las bandas con el picador a caballo, insistente, en una faena que se ha vuelto dura para todos y cada uno, no nos queda sino ser optimistas y tratar de salir a gatas ...
Saludos
Blas

eMiLiA dijo...

Hola!

Gracias por la recomendación. Espero conseguirla!

Un abrazo.

:)

Conrado Arranz dijo...

Mi querido Agustín, yo también te entiendo a ti, y por lo tanto, te admiro. Profesiones difíciles en estos tiempos deshumanizados y embravecidos.

La chica del SICA... eso sucederá cuando los días tengan más de cuarenta horas. Mañana me dirás si no es necesario un paraguas.

Blasblog, debemos seguir la senda que encuentre el camino de la desaparición vidente.

eMiLiA, un placer.

 
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