23 de abril de 2009

Iluminación inteligente

Verde, es el camino en donde juegan los niños antes de que un coche borre su rastro.

Rojo, sus labios sepultados en mi piel sin muda posible.

Naranja, es el amargor disfrazado de dulzura.

Violácea, la penumbra en la que construimos nuestros secretos inconfesables.

Blanco, el espacio que reduce nuestros cuerpos.

Amarillo, es un taxi que recorre la ciudad sin encontrar clientes.


¿Cuál es nuestra figura dentro de la ruleta?

4 comentarios:

Bárbara dijo...

Un arcoiris que surge tras las lágrimas(qué cursi me ha quedao, redios!!!). Lo tuyo no, todo lo contrario. Besos.

eMiLiA dijo...

Uh, con lo que me gusta el naranja!

Saludos por acá, donde siempre encuentro cosas tan bonitas.

:)

Anónimo dijo...

el taxi es neoyorquino, eh?

Conrado Arranz dijo...

Bárbara, cuánto tiempo, tu nunca eres cursi, antes al contrario sueles construir frases bastante completas de significado. Besos.

eMiLiA, muchas gracias, dicen que el naranja es el color de la reflexión, mi salón está lleno de elementos naranjas: sofá, las sillas, el forjado oxidado, algunas estanterías... pero rara vez escribo en él, sólo leo Un abrazo.

Alberto M, siempre pensando en las segundas líneas. En la actualidad, bien podría ser un taxi en la Ciudad de México, buscando algún ciudadano sin miedo. Un abrazo.

 
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