
Si hay alguien al que detesto a grandes rasgos es a ti, que lees una y otra vez lo que escribo como si no entendieras nada de lo que te cuento y, aunque crees que no lo sé, tachas una y otra vez algunas palabras e incluso las cambias de sentido buscando de alguna forma el tuyo propio; piensas que tal vez tendrías una trama mejor para contar la información que como granitos de arena he ido recopilando a lo largo del tiempo y, cuando no es así, te dedicas a escudriñar una a una las frases para encontrar alguna incongruencia y recordarme lo mal que escribo, a veces piensas que el espacio no es verosímil para la acción o la acción para el tiempo o el tiempo para el pensamiento; me tienes harto y, si no fuera porque realmente no sé muy bien quién eres, iría asfixiándote poco a poco hasta que entendieses tus propios errores en lugar de proyectarlos en mí y ¿es que acaso no te das cuenta de que tu mirada apenas aporta alguna información a lo que escribo? Siempre has sido un ignorante, un rufián, un impostor, mentiroso…
Y con la manga limpio el vaho que mi temperamento proyecta sobre el espejo del pasillo, antes de ir a la cama, cuando ya la pluma descansa en su refugio.
*Imagen: Lago de Pátzcuaro, desde lo alto de Janitzio. 2008. Harumi Lira.
4 comentarios:
Me parece excelente tu mirada narrativa.Saludos!
Gorocca, muchas gracias por tu visita, comentario y bienvenida a este tu libro. Un saludo.
maravillada simplemente maravillada ,un beso
Pues gracias galilea simplemente gracias, puedes sentarte en cualquier rincón de tu nueva casa y completar este libro. Besos
Publicar un comentario