“es realmente posible
una secreción orgánica
de nuestro yo corporal” (Deleuze).
Que nadie se asuste. No se me pasa por la cabeza ninguna de las dos posibilidades. O tal vez sí (llamada de atención infantil). El caso es que ando sensible con este tema y para colmo, tras decenas de vueltas en círculo por mi habitación de los libros, he vuelto a las manos de Stefan Zweig, “La curación por el
espíritu”, un repaso por la biografía de los tres personajes más influyentes de la psicología moderna.
Estamos todos de acuerdo, con perdón de la benevolente o bienaventurada Iglesia, con que hay momentos en la vida en los que pensamos no volver a pensar; y esto, otrora de métodos de inutilidad cotidiana, se puede hacer de dos formas: suicidarte o quedarte dormido para siempre. Yo sólo he pensado en esta última posibilidad ya que el suicidio está muy desgastado y cada vez más nos olvidamos de su lado romántico. Pensemos en todas aquellas personas que han vivido, pensando en la mejor forma para dejar de hacerlo. Paradójico, ¿verdad?
Por eso, en estos días de “romanticismo de-el-corte-inglés” apostaré por la segunda fórmula posible, y pensaré cómo llevarla a cabo. Tengo ya un acercamiento a través de la “auto-hipnosis” puesto que si un yo consciente puede hipnotizar a otro para que le sean reveladas verdades de su pasado o de su yo inconsciente, para posteriormente ser despertados por ese mismo sujeto, quiere decir que si conseguimos “auto-hipnotizarnos” no tendremos otro yo consciente al que obedecer y de esta forma nos serán reveladas las verdades de nuestro inconsciente a la par de imposibilitarnos para despertar de nuestra ensoñación, consiguiendo de esta forma la tan anhelada adormidera.
Lo malo es que después piensas en tu cuerpo inanimado encima de la cama, con el alma encerrada dentro, impidiendo su putrefacción.
Todo esto es confuso, así que esta tarde, tal y como tenía planeado, iré a firmar mi voluntad de incineración, que no quiero nunca estorbar al mundo. Es un primer paso.
Que nadie se asuste. No se me pasa por la cabeza ninguna de las dos posibilidades. O tal vez sí (llamada de atención infantil). El caso es que ando sensible con este tema y para colmo, tras decenas de vueltas en círculo por mi habitación de los libros, he vuelto a las manos de Stefan Zweig, “La curación por el

Estamos todos de acuerdo, con perdón de la benevolente o bienaventurada Iglesia, con que hay momentos en la vida en los que pensamos no volver a pensar; y esto, otrora de métodos de inutilidad cotidiana, se puede hacer de dos formas: suicidarte o quedarte dormido para siempre. Yo sólo he pensado en esta última posibilidad ya que el suicidio está muy desgastado y cada vez más nos olvidamos de su lado romántico. Pensemos en todas aquellas personas que han vivido, pensando en la mejor forma para dejar de hacerlo. Paradójico, ¿verdad?
Por eso, en estos días de “romanticismo de-el-corte-inglés” apostaré por la segunda fórmula posible, y pensaré cómo llevarla a cabo. Tengo ya un acercamiento a través de la “auto-hipnosis” puesto que si un yo consciente puede hipnotizar a otro para que le sean reveladas verdades de su pasado o de su yo inconsciente, para posteriormente ser despertados por ese mismo sujeto, quiere decir que si conseguimos “auto-hipnotizarnos” no tendremos otro yo consciente al que obedecer y de esta forma nos serán reveladas las verdades de nuestro inconsciente a la par de imposibilitarnos para despertar de nuestra ensoñación, consiguiendo de esta forma la tan anhelada adormidera.
Lo malo es que después piensas en tu cuerpo inanimado encima de la cama, con el alma encerrada dentro, impidiendo su putrefacción.
Todo esto es confuso, así que esta tarde, tal y como tenía planeado, iré a firmar mi voluntad de incineración, que no quiero nunca estorbar al mundo. Es un primer paso.
5 comentarios:
Es mejor incinerarse.
Para que ocupar tanto espacio...
Un beso
Es enserio? Tan poco te quieres?
http://bannyjkjlmkknn.blogspot.com/ hola en este blogger se explica que estar deprimido n es algo que un quiera causar
Estoy agotada ya no puedo más. Quiero tirar la toalla
Aun vives?
Publicar un comentario